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Del Pozo del Vicio al Templo de la Virtud

Queridos Hermanos:

En nuestro camino simbólico, constantemente hablamos de construcción.

Edificamos Templos a la Virtud y combatimos la ignorancia.

Pero esta labor no es meramente alegórica; tiene una repercusión directa, tangible y poderosa en nuestra vida material y en nuestro progreso espiritual.

Como bien se ha dicho, “cuando cavamos pozos a nuestros vicios y elevamos templos a la virtud, nuestra experiencia material se desarrolla”.

Analicemos esta profunda verdad.

1. Cavar Pozos: La Contención de Nuestros Vicios

El primer paso de nuestra obra no es construir, sino despejar el terreno.

Nuestros vicios, pasiones y adicciones son el terreno pantanoso que impide cualquier edificación sólida.

Aquí, podríamos mostrar a un hombre (o figura simbólica) con herramientas de albañilería, excavando activamente un pozo, con sombras o figuras representativas de vicios huyendo o cayendo en él. El suelo alrededor parece caótico o infértil.

  • El Costo del Vicio:
    La Ira nubla el juicio en los negocios.
    La Pereza nos hace perder oportunidades.
    La Gula y la Lujuria merman nuestra salud y nuestra concentración.
    La Avaricia y la Envidia nos aíslan y destruyen la fraternidad.
  • La Fuga de Recursos: Como se mencionó, estos vicios son una “fuga de dinero”.
    El tiempo perdido en la procrastinación, el dinero gastado en adicciones (juego, compras compulsivas, etc.), y las relaciones rotas por un mal carácter, todo ello representa un salario que se nos escapa de las manos.
  • La Obra de Contención: “Cavar un pozo” a estos vicios significa un trabajo activo.
    Requiere la introspección para identificarlos (sacarlos a la luz) y la disciplina para contenerlos (el pozo).
    Al dominar estos impulsos, no solo detenemos la fuga de recursos, sino que recuperamos el control sobre nuestro activo más valioso: nosotros mismos.

2. Elevar Templos: La Construcción de la Virtud

Una vez contenido el vicio, el terreno está listo. Aquí comienza la verdadera edificación, usando las herramientas de la virtud y el conocimiento.

Aquí, el mismo hombre o figura, o una diferente, está ahora construyendo un hermoso templo con piedras bien labradas. Las virtudes (puntualidad, responsabilidad, estudio, etc.) podrían representarse como bloques de piedra etiquetados o como figuras etéreas que ayudan en la construcción. El entorno es ahora más ordenado y próspero.

  • La Piedra Labrada del Carácter: Cada acto de virtud es una piedra que ponemos en nuestro templo personal.
    • La Puntualidad es el respeto por el tiempo del otro.
    • La Responsabilidad es cumplir con nuestra palabra.
    • El Estudio (el aprendizaje y conocimiento) es el diseño del templo.
    • El Comportamiento Social (la fraternidad, la tolerancia, la discreción) es el cemento que une las piedras.
  • La Atracción del Templo: Un Templo bien construido se ve desde lejos.
    En el mundo profano, esto se traduce en una reputación.
    Un hombre puntual, responsable, preparado y de trato justo no necesita buscar oportunidades; las oportunidades lo buscan a él.
    Genera confianza. Atrae “más y mejores recomendaciones”, socios, clientes y la confianza de sus superiores.

3. El Mayor Salario: Más Luz

Nuestra Orden nos promete un “salario” por nuestro trabajo.

Este salario tiene dos caras inseparables:

Aquí, una imagen final que combine ambos conceptos: el templo de la virtud está ahora completo y resplandeciente, con una fuente de luz dorada o etérea emanando de él hacia el hombre o la figura, quien la recibe con serenidad y sabiduría. Podría haber también representaciones sutiles de riqueza o prosperidad en el entorno.

  1. El Salario Material (La Consecuencia): Es el resultado directo de nuestra transformación.
    Al cerrar la fuga de los vicios y construir con virtud, nuestra situación material inevitablemente mejora.
    Tenemos más estabilidad financiera, mejores relaciones y un progreso tangible en nuestro entorno.
  2. El Salario Simbólico (La Causa): Este es el verdadero objetivo: “recibir y manejar más luz”.
    Al volvernos más virtuosos, responsables y sabios, nuestra capacidad para comprender los misterios de nuestra Orden y de la vida misma se expande.
    Estamos listos para un mayor conocimiento, una mayor responsabilidad y un mayor impacto positivo en el mundo.

Conclusión: El Trabajo Justo y Perfecto

Queridos Hermanos, el “mayor salario” no es un regalo; es la consecuencia directa de un trabajo bien hecho.

La mejora de nuestra vida material no es el objetivo final, sino la prueba de que nuestro trabajo interno está dando frutos.

No podemos esperar recibir “más luz” si nuestros vicios aún dominan nuestras finanzas y nuestras relaciones.

Ni podemos construir un “templo a la virtud” si somos perezosos, impuntuales o irresponsables en nuestra vida diaria.

Que cada uno de nosotros tome sus herramientas.

Cavemos con energía los pozos para sepultar lo que nos limita y edifiquemos con paciencia y constancia el Templo de nuestro carácter.

Solo así, nuestra experiencia material se desarrollará y estaremos verdaderamente listos para el salario que nos corresponde como obreros justos y perfectos.

Es Cuanto.

Sergio E. Plancarte

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